Nilita Vientós Gastón: Construyendo el arquetipo del intelectual

por Vibeke L. Betances Lacourt

27 mayo 2011

La figura del intelectual ha sido foco de continuos debates y estudios. La definición y funciones de éste, hoy en día, varían según las ideologías de quienes lo definen, sin embargo, todos coinciden en que el intelectual es aquélpor Émile Zola que hace una reflexión crítica de las situaciones que acontecen en su momento histórico. El término podría ser bastante maniqueo cuando se asocia a solo una ideología.  Originalmente se acuñó en 1898 en Francia en el caso del militar Alfred Dreyfus.De ahí en adelante se ha asociado con el pensamiento crítico, las artes y la política.  El grupo que decidió defender a Dreyfus –los dreyfusards− se autodenominó intelectuales, en su “Manifiesto de los intelectuales” llamado “J’accuse…!” escrito por Émile Zola. El interés era hacer pública su opinión y denunciar un visible acto de anti-semitismo.

Ese mismo año, Puerto Rico  fue invadido por Estados Unidos y comenzó a ser una colonia norteamericana. Décadas luego, en los años treinta, los escritores puertorriqueños centraban toda su energía en darle sentido a la puertorriqueñidad. El cambio abrupto entre ser colonia española y luego estadounidense, mientras los demás países latinoamericanos y caribeños habían logrado su independencia creaba un sentimiento de inestabilidad identitaria. Se debatía entre estudiar lo puertorriqueño desde el lente de lo particular versus lo universal. El interés era intentar comprender qué éramos para encontrar hacia dónde iríamos. Los proyectos de nación estaban en boga y Nilita Vientós Gastón fue parte esencial de esto. Esta periodista, profesora, literata y abogada puertorriqueña trabajó su propuesta nacional desde lo micro −la educación, la literatura, la guerra y el crimen, entre otros− hasta formar lo macro; una nación. El Índice Cultural de Vientós Gastón recoge sus ensayos y artículos publicados en la columna periodística de igual nombre. A partir de críticas literarias y concepciones ideológicas se entremezclan, entre líneas, los problemas que afrontaba la sociedad puertorriqueña.  El análisis no se queda en lo particular ni se aleja a lo universal; los une con eficacia. En esa dicotomía, Nilita Vientós Gastón, logra construir el arquetipo del intelectual.

El intelectual que crea Nilita Vientós, nace a partir del mismo contexto por el cual Jean Paul Sarte defiende su concepto de ‘litérature engagé’; “el problema esencial para el hombre de hoy es el problema social y político”. (Vientós 31) Los escritores en Puerto Rico sentían que debían darle sentido al concepto «ser puertorriqueños». Se debatía entre lo universal y lo nacional; al punto de rayar en lo fanático. Ante este panorama Vientós expone que “esta curiosa disputa no es más que otro síntoma de la confusión espiritual en que vive el puertorriqueño a causa de la falta de confianza en su destino como pueblo” (Vientós 145) y añade que “el puertorriqueño tiene que armonizar su vida íntima para poder hacer frente al mundo. Mientras no sepa lo que es, carece de punto de apoyo para ver bien lo que le rodea, tanto lo propio como lo ajeno”. (Vientós 146)  Así pues, la ‘literatura comprometida’ es lo que sirve “para definir o precisar cierta actitud del hombre de letras ante el enmarañado problema social de nuestro tiempo” (Vientós 31), en otras palabras, lo que le da vida al intelectual de Vientós. Del mismo modo, expone que el artista, el escritor y el intelectual no están alejados de lo político. En varios ensayos hace claro que el artista y el escritor comprometido, que logra servir de testimonio a los demás, es un intelectual. Luego indica que “prevalece la noción de que el intelectual y el político moran en mundos no solo distintos –lo que en parte es cierto−, sino también incomunicables –lo que no solo es falso, sino peligroso−”. (Vientós 198)

Por otro lado, la figura del arquetipo de intelectual de Vientós Gastón nace en contraposición del hombre-masa o ‘common man’.  El hombre masa es aquel “que en cualquier nivel social se caracteriza por su indiferencia a la cosa pública o por su participación por conveniencia para protegerse o defenderse”.  (Vientós 104)  Son aquellos que “no poseen información suficiente para opinar, al menos con sentido común, sobre las más vitales cuestiones” (Vientós 47)  y los que en vez de dar una opinión ‘chacharean’ repitiendo la información “deformada o coloreada por las simpatías y los prejuicios de los editores y comentaristas”. (Vientós 48)  Por consiguiente, la opinión pública no necesariamente es la opinión mayoritaria pues “es por este carácter intelectual que solo la forman los que pueden opinar,  los que por la calidad de sus criterios asumen la representación del grupo social cuyas aspiraciones interesa expresar”. ( Vientós 104)  Así mismo, si los intelectuales son aquellos que “no persiguen el halago fácil, no tienen como meta escribir cosas que compre Hollywood” (Vientós 24) entonces el hombre masa es aquel que se ajusta y acepta lo que sea solo para adquirir beneficios y reconocimiento.

El hombre masa le da sentido al surgimiento del intelectual “a causa del hondo divorcio que existe entre la ‘intelligentsia’  y la masa”.  (Vientós 16)  Lo que en esencia los diferencia es lo que leen “lo que lee la minoría y lo que lee el ‘common man’” no es lo mismo ni se publica en los mismos lugares.  El hombre común ha aprendido a leer pero no a ser crítico de lo que lee pues “la mayor parte de los que leen lo hacen por adquirir ‘información’, el caso del lector de esquemas y de sinopsis; o por matar el tiempo la novela de detectives”. (Vientós 43)  En este caso, el que tiene el tiempo de leer críticamente, que como bien Vientós Gastón afirmó, “tener tiempo es un lujo” es el que logra adquirir el conocimiento y por lo tanto como explica Paulo Freire en su concepto de educación bancaria, en este trasfondo,  “el conocimiento, es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes”. (Freire 53)   Opinión que ciertamente contrasta con la propuesta del intelectual orgánico de Gramci. Para este “no hay actividad humana de la cual se pueda excluir la intervención intelectual, no se puede separar el homo faber del homo sapiens” (Gramsci  45) La visión del intelectual de Nilita es mucho más estrecha que la de Gramsci e incluso Freire.

De ese modo, este intelectual es parte de una élite minoritaria. Le sirve a la ‘verdad’ aun cuando esta vaya en contra de lo que la mayoría opine. El intelectual que Nilita crea, comprende que lo que un pueblo lee está intrínsecamente ligado con lo que es.  También es, como dice al hacer una crítica a la novela 1984 de George Orwell, un revolucionario, pues ‘pensar’ causa revoluciones y el intelectual se dedica a pensar. Sus herramientas de batalla son las palabras y el lenguaje;  la única manera en que pueden ser vencidos es a través de “la gradual y deliberada deformación del lenguaje”. ( Vientós 67)  Es el ‘salvador’ del pueblo. Quien intenta ayudar al pueblo a tomar sabias decisiones aun cuando estos no estén de acuerdo. Los líderes por y para el bien de los demás. No obstante y a pesar de sus características de intelectual, sigue siendo un humano. Vientós Gastón es muy enfática al aclarar que el hecho de que se sea un intelectual no le quita la humanidad y su privacidad. Del mismo modo menciona que éste no se debe quedar solo en la faceta privada. Si bien es en lo privado dónde adquiere las experiencias y el conocimiento, es el expresar públicamente lo que piensa lo que lo hará ser un intelectual completo. En palabras de Edward Said “los auténticos intelectuales nunca son más ellos mismos que cuando movidos por una pasión metafísica, y por desinteresados principios de justicia y verdad, denuncian la corrupción, defienden al débil y se oponen a una autoridad imperfecta u opresiva”. (Said 25)

Ahora bien,  ¿cuáles son las funciones de este intelectual? Como se ha mencionado anteriormente, para Nilita Vientós, lo básico es que articulen ideologías, piensen críticamente y lo expongan públicamente. De modo universal, el intelectual no puede vivir al margen de los sucesos que acontecen en su momento histórico; ni de las luchas sociales ni de las políticas. Debe ser “crítico imparcial, orientador sin prejuicios”. (Vientós 33)  El intelectual es un revolucionario deseoso de renovar la sociedad en la que habita. Aun cuando está consciente de lo temporal  y pasajero no olvida la importancia de lo eterno. De hecho, es aquel que es leal a «la verdad»  a tal punto que “esté dispuesto, cuando el momento llegue, como Antonio Machado, ‘a luchar y si es preciso morir al lado de los mejores”. (Vientós 34)

El intelectual es el salvador de las masas; del pueblo. En la crítica de Nilita Vientós sobre el libro The Pollsters de Lindsay Rogers deja entrever que un buen intelectual, como líder, no trabaja ni argumenta a favor de lo que quiere la opinión pública sino sobre lo que debería querer. Aun cuando en repetidas ocasiones Vientós Gastón parece fomentar la educación bancaria, al hablar como tema central de la educación expone que “la verdadera escuela no es la que se limita a impartir determinados conocimientos a los que a ella acuden durante cierto número de años; es, la que por encima y además de esto, les enseña cómo seguir educándose una vez que abandonan las aulas”. (Vientós 153) Sin embargo esto contrasta con su percepción del hombre masa y de la función educadora del intelectual que al final termina siendo:

“en vez de comunicarse, el educador, hace comunicados y depósitos que los educandos, meras incidencias, reciben pacientemente, memorizan y repiten. Tal es la concepción ‘bancaria’ de la educación, en que el único margen de acción que se ofrece a los educandos es el de recibir depósitos guardarlos y archivarlos”. (Freire 52)

Termina siendo de este modo pues se ve al hombre masa como ignorante, se piensa que el pueblo no tiene la capacidad de elegir porque no tiene los recursos para hacerlo y aunque los tuviera no tiene el tiempo para educarse o no quiere hacerlo. Por lo tanto, cuando se llega al hombre masa se le enseña que debe creer y cómo debe hacerlo para luego intentar romper con la visión bancaria de la educación –educando/educador− lo cual difícilmente sucedería, porque dice Freire que para que ellos logren adquirir el verdadero conocimiento deben ser parte del proceso;  deben tener “libertad para crear y construir, para admirar y aventurarse. Tal libertad requiere que el individuo sea activo y responsable no […]  una pieza bien alimentada de la máquina”.  (Freire 48)

           Agraciadamente, la misma Nilita Vientós, propone un modo alterno. Propone que las escuelas sean integrales, que se les enseñe a los jóvenes a desarrollar el intelecto y los sentimientos. Por su visión logo-céntrica del conocimiento exhorta al intelectual a fomentar el amor por los libros, enseñarles al pueblo a ser agentes críticos del cambio. Del mismo modo el intelectual debe continuar educándose “la educación no termina nunca: si se da por terminada es porque comienza a perderse el sentido de su esencia” y añade “y como no se ha inventado hasta ahora ningún medio mejor que el libro para que el hombre pueda continuar educándose, quien renuncia a leer da la espalda al conocimiento”. (Vientós 167)  Su arquetipo del intelectual se alimenta del conocimiento adquirido por los libros y de querer conocer más. A su vez, crece y ayudar a crecer a los demás cuando fomenta un ambiente de diálogo y tertulias.  Para Vientós Gastón, “la historia de la Institución Libre de Enseñanza” es un ejemplo de todo lo que “una minoría consciente de su función” puede hacer por el bien de la sociedad “cuando ejerce con inteligencia, nobleza y entusiasmo, cuando sus dirigentes constituyen el mejor ejemplo de estas ideas que sustenta”. (Vientós 253)

           Sin embargo, al cumplir con las funciones antes expuestas no pueden dejar a un lado lo particular, el problema esencial del Puerto Rico de los treinta. Lo básico que debe hacer el intelectual puertorriqueño, el escritor comprometido, es no aceptar como cierto un estatus político que no se ve claro. No importa la fórmula política que favorezca, articula nuestra ensayista, lo importante es que la analice de manera crítica y logre exponerla ante el pueblo para que éstos puedan tener un panorama ‘más claro’  de lo que ocurre en el país y sus posibles opciones. Debe conocer su historia, su pasado y presente para enjuiciarlo y valorarlo porque “hasta que un país no tenga consciencia de sí mismo es deber ineludible de sus mejores cabezas ayudar a vislumbrar esa conciencia y contribuir a formarla”. (Vientós 198) Al intelectual puertorriqueño le toca inquietar

“porque el intelectual es el que se pregunta siempre, el que pone en tela de juicio las ideas y normas de una sociedad y comunica los problemas que su análisis le plantea […] su misión es pensar y el pensar siempre produce ‘malestar’. Y ese malestar tiene un ‘objetivo’, sacudir la rutina, mantener el espíritu alerta, no dejar adormecer la conciencia […] Limitar la función del intelectual a lo que parece incluir el autor en la frase ‘recursos sociales es sugerirle que traicione y contribuya al suicidio colectivo de su pueblo, a que niegue o adormezca su espíritu”. (Vientós 199)

        El intelectual que construye Nilita Vientós Gastón tiene un papel fundamental en el desarrollo de la nación puertorriqueña. Este logra contextualizarnos y hacernos partícipes dentro de lo que sucede en la perspectiva universal al mismo tiempo que  fomenta un carácter reflexivo sobre las situaciones que nos aquejan como sociedad. Su propuesta, aunque bien podría parecer elitista, logra llegar a diversos sectores de la sociedad. Es enfática  al mencionar que se le debe dar cabida al talento joven y plantea la importancia de crear tertulias para fomentar la lectura y el diálogo. Puerto Rico es el Alfred Dreyfus que defiende Nilita Vientós Gastón. Su arquetipo del intelectual es un llamado a  defender a Puerto Rico de las injusticias políticas y sociales por las que atraviesa. Es un intento de salvar del error y el olvido histórico lo que somos y que como a Dreyfus, los intelectuales digan “¡basta ya!” y lo rescaten.

Bibliografía: http://issuu.com/betances09/docs/bibliograf_a_monograf_a

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