Entre la locura human(a)nimal

por Vibeke L. Betances Lacourt

5 de octubre de 2011

“…si el ser siervo es no tener derechos,
El ser amo es no tener conciencia”.
Julia de Burgos

Siendo la locura la “privación del juicio y del uso de la razón” (RAE) no sorprendería que, en una sociedad donde todo parece estar al revés, este fuera uno de los temas dentro de la narrativa. Este es el caso del cuento “Yzur” (1906), de Leopoldo Lugones, historia que parece no ser modernista, por no contar con el estilo decorativo usual, pero en la que se transparenta el modernismo a través de las contradicciones y tensiones propias del momento histórico. Este cuento es una ficción científica que trabaja lo psicológico, como la ‘humanización del mono’, con la objetividad y frialdad propia de un trabajo ensayístico científico. La estética de la subjetividad se percibe a través del pensamiento filosófico; el mismo que nos lleva al análisis del texto. “¿Por qué los animales que conocen al hombre huyen de él, y no los que nunca lo conocieron?” (Lugones) De esta pregunta que el científico se hace, se desprenden dos planteamientos; ¿qué ha hecho el hombre que el animal le teme? ¿qué es, entonces, el hombre al fin y al cabo?

Según la misma historia, narrada siempre en primera persona a través de la voz del científico, los monos “no hablan, para que no los hagan trabajar”. (Lugones) Un intento de escape a su entorno social ya que el humano había tomado delantera en el proceso evolutivo “con un despotismo de sombría barbarie […] destronando las grandes familias […], raleando sus filas, cautivando sus hembras para organizar la esclavitud desde el propio viente

Para leer el cuento completo, presione la imagen.

materno” (Lugones) En otras palabras, el egoísmo, el ‘conocimiento’ y el abuso de poder de los humanos había hecho que los monos dejaran de hablar. Aun cuando etéreamente el científico entiende a su mono de estudio, Yzur, pensaba que éste debía estar loco por preferir no hablar, dejar a un lado su ‘humanidad’ luego de “haber gustado el encanto intelectual” (Lugones) y resignarse a “aquella claudicación de su extirpe en la degradante igualdad de los inferiores” (Lugones). Sobre todo luego de haber visto en él una “humanidad detenida” a través de la “mirada profunda”, “lágrimas”, el proceso de intelectualizarlo, su corazón “ennoblecido y humanizado”, agradecido, en fin un ser “enfermo de inteligencia y dolor” (Lugones) Lo que lleva al científico a hacer que su lucha porque el mono hablara fuera más agresiva, al punto de azotarlo hasta casi llevarlo a la muerte.

De este entretejido de ideas, Lugones comienza a crear varios binomios comparativos y metafóricos entre: el hombre sensible/sociedad, mono/ científico, esclavo/ amo, artista/ burgués. Al hombre sensible, el mono, el negro esclavo y el artista los une el concepto de incomprensión. Todos viven en una sociedad que no los entiende, los margina y, en el peor de los casos, abusa de ellos. El juego de lo racional y lo irracional/locura se ve a través de lo que ya estaba socialmente establecido; el mono es irracional, por ende, el hombre sensible, el negro y el artista también lo son. Sin embargo, Lugones trastoca esta visión al describir el trato maltratante del científico para con su mono, el mismo que sin duda tenían los amos con sus esclavos, la sociedad con el hombre sensible y el burgués con el artista. Si el mono/negro/artista representan un mundo –conocer la finalidad de la naturaleza para disfrutar de sus misterios y la escencia de estar vivos- el científico/la burguesía representa otro completamente opuesto –el de imitar la naturaleza para sacarle provecho-. Al final, ¿quién es más racional? ¿más humano?

A partir de lo ya expuesto, se puede apreciar la preocupación ética y metafísica de Lugones; hay una queja al poder y a los estatutos que tradicionalmente se dan por sentado sin un previo pensamiento crítico. La visión elitísta sigue presente. El artista no se iguala a la burguesía; lo que se puede percibir al final de la historia. El que el mono, justamente luego de hablar, muriera da dos posibles vertientes que no se contradicen una a la otra. En principio, se puede ver como un final abierto en el que no se sabe si el mono habló o no. El lector se queda con la duda de si lo que escuchó el científico fue producto de su locura o si fue el mono el que enloqueció al callar tantos años; lo único seguro es que alguno de los dos estaba loco. Por otro lado, se puede apreciar como un final irónico donde el mono, poseedor de un posible secreto que el científico no conoce, no le habla hasta justamente la hora en que muere; el verdadero conocimiento lo tiene él y se lo lleva él. Es el artista el que logra conocer el misterio de la vida pero no lo compartirá con la sociedad burguesa.

Entre la estética de la subjetividad, la ambigüedad de la vida, binómios metafóricos, fantasía y una angustía metafísica del misterio y de la muerte, Lugones nos prepara para trastocar la visión de lo racional. El escritor parace exponer que en un mundo donde todo anda mal, están más locos los que dirigen y los siguen que aquellos que deciden rebelarse contra esa vida.
Bibliografía:

Diccionario de la Real Académia Española. 2010. Web. 3 oct. 2011. <http://www.rae.es&gt;
Lugones, Leopoldo. “Yzur”. Las fuerzas extrañas. Madrid: Ediciones Dragón, 1987. Web, impreso.

2 Responses

  1. muy buen trabajo, felicitaciones por tu claridad y entendimiento sobre el relato.

    • Muchas gracias a usted por su comentario.

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